lunes, 7 de enero de 2013

Capitulo 4:Día en la playa

Hoy era el gran dia , el dia tan esperado : Miriam seguia durmiendo y yo me deperte , mire el reloj y....¡Eran las tres de la tarde! , corri a despertar a Miriam: Mireia:¡Miriam despierta son las tres de la tarde! Miriam:¿QUE? Miriam saltó de la cama y corrimos las dos a vestirnos y a comer, comimos rapido y eran las 16:45. Fuimos a vestirnos rapido.



En cuanto llegamos a la playa los chicos todavia no habian llegado y nosotras nos pusimos a hacernos fotos. Estas son las fotos que nos hicimos las dos :


Esta es Miriam:



Y esta soy yo ;)




Segundos después de echarme la foto, Carlos vino y me cogió por detrás, pillándome totalmente desprevenida, y dio vueltas conmigo. Fue una pena que no saliese conmigo en la foto, pero la pena no me duró mucho, porque nos echamos muchísimas fotos más juntos. Parecíamos una pareja, y aunque la idea esa me pilló de sorpresa, pues es difícil que yo piense cosas así, me gustó bastante. Me acosté en la arena agotada y carcajeando. Carlos se acostó a mi lado y nos pusimos a ver a nuestros acompañantes, quienes increíblemente, estaban separados; Miriam tomaba el sol boca abajo con los ojos cerrados y David estaba nadando. De pronto, vi cómo David salió y se acercó a Miriam, la que no se percató de su presencia, y puso sus manos en su cintura haciendo que Miriam se alarmase y abriera los ojos rapidamente. -¡Qué fría está el agua! -dijo Miriam riendo. -¿Y por qué no te bañas conmigo? -preguntó David con una gran sonrisa en su rostro. -¿Ahora? Es que el agua está muy fría... -dijo Miriam aunque yo sabía que se moría de ganas de ir con él. Me miró y le hice una señal con la cabeza para que fuera. Una oportunidad así no la tendría siempre. -¡Venga, vamos! Yo te abrazo para que no tengas frío -dijo David con una sonrisa pícara en su rostro. Y si Miriam tenía alguna duda, se olvidó de ella por completo. David le tendió la mano y ella se la cogió encantada y fueron al mar a bañarse juntos, donde jugaban como críos pequeños y reían como si no fuera haber mañana. Y así se tiraron la tarde, perdiéndose entre las olas y riendo. Creando de un buen recuerdo unos momentos maravillosos. Yo miré a Carlos y él me miró a mí. Los dos volvimos la mirada hacia ellos, que parecían una feliz pareja enamorada, y reímos. Carlos me cogió de la mano y nos quedamos viéndolos hasta que salieron. Al vernos se sonrojaron y muy nerviosos opinaron que era hora de volver, pues el sol ya se estaba ocultando. Nos dimos un beso de despedida y cada uno se fue por un camino, un camino que pronto se volvería a juntar...

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